Tras una de las puertas más infranqueables de Woking, descansa la joya de la corona de la marca británica. El McLaren F1 GTR que en 1997 ganó las 24 Horas de Le Mans en su primer intento fue popularmente bautizado como "long tail" por su característica carrocería, alargada en su parte trasera de forma extrema. Considerado por muchos como el primer supercar de la historia por las altísimas prestaciones que ofrecían ya sus versiones de calle, demostró las posibilidades de la aerodinámica en coches de carreras con carrocería de verdad y marcó un antes y un después en la marca.

Aquel peculiar deportivo de ‘cola larga’ también se caracterizaba por su ligereza, gracias al empleo de la fibra de carbono en su construcción y por su exclusividad, con solo 108 unidades fabricadas. Ahora, el McLaren 765LT se presenta como digno sucesor de esta leyenda en todos los sentidos, algo que se intuye a primera vista pero que solo se puede constatar al volante. Y eso es justo lo que estoy a punto de hacer...

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Christian Colmenero//Car and Driver

A solas con el McLaren 765LT

Una mañana de lunes cualquiera, en una plaza de aparcamiento random de un parking público a las afueras de Madrid, lo último que esperas encontrarte es un McLaren 765LT Spider en color azul eléctrico. Pero sí, está justo ahí, recapacito mientras el representante de la marca me indica el camino hacia él como si no fuera suficientemente evidente... Son de esas cosas a las que no terminas de acostumbrarte por más tiempo que lleves en esto, le confieso a mi interlocutor y a medida que nos acercamos al supercar, se me va poniendo más cara de Karim Benzema.

El ‘9’ del Madrid estuvo probando solo unos días antes esta misma unidad y aunque lo hizo con un fin muy distinto –regalárselo a sí mismo–, apuesto a que no le hicieron un briefing tan completo. Y es que si hay un momento surrealista en la vida de todo periodista de motor, es cuando tienes que ponerte en los zapatos de quien tiene que comprarse un coche de nada menos que 425.000 euros –extras aparte–. Qué menos que me expliquen bien cómo funciona el 'aparatazo' ¿verdad? así que aunque recuerdo muchas cosas del McLaren 720 S que probé anteriormente y del que deriva este 765LT no dudo en deleitarme con el momento charla.

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Christian Colmenero//Car and Driver
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Además, todo es distinto a un turismo convencional... La puerta del conductor pivota sobre su eje y se eleva por encima de mi cabeza para darme acceso a un puesto de conducción al que debes caerte, literalmente. “No es que sea bajo, es que vamos a ras del suelo” –espeto a mi acompañante–. “Sí, son solo seis milímetros menos de altura libre al suelo que el 720S pero es que aquel también es un McLaren”, se jacta. Una vez dentro, la distancia entre nosotros es mínima, no hay sitio para dejar ni la chaqueta pero la postura de conducción es sencillamente inmejorable.

Tras descubrir algunos botones básicos como el que permite abrir la propia puerta desde dentro, el que abate la luneta trasera o el que desmonta el techo en un santiamén –es una sola pieza de fibra de carbono–, mi dedo cae en el ansiado botón rojo, el que indica ‘Start Engine’. Lo que viene después es otra historia.

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Rock & Roll

Intenso, rotundo y por momentos abrumador, el sonido que extrae el cuádruple escape simétrico de titanio del V8 biturbo resulta inmejorable. Puro rock que se filtra por nuestros oídos, desintoxicándonos al instante de la dictadura del silencio a la que nos ha sometido la electrificación. A la derecha del volante, un botón me devuelve a la realidad, es el que sirve para elevar unos centímetros el chasis y debo pulsarlo para salir por la rampa del garaje. Por suerte este sistema está operativo hasta los 63 kilómetros/hora porque sino no sé cómo hubiera podido salir de las siguientes calles que salen a mi paso repletas de badenes.

preview for McLaren 765LT Spider: El long tail se quita el sombrero

Ya en la incorporación a la autovía tengo clarísimo que el coche que manejo es básicamente un bólido de carreras matriculado. Resulta rígido, preciso y emocional a más no poder y esas primeras sensaciones que transmite la dirección, la suspensión o el cambio de marchas son inconfundibles. Pero es hora de incorporarse a la autovía y no me puedo resistir. Acelero a fondo y... ¡woooooow! Los decibelios se disparan, mi espalda se funde con el asiento y el 765LT parece aprovechar cada uno de los caballos que le han otorgado este nombre para salir catapultado. ¿Sensación mía? Nada más lejos de la realidad, un vistazo al retrovisor me permite comprobar cómo Sergio Martínez está literalmente onfire presenciando lo sucedido y eso que es alguien más que acostumbrado a ver coches de carreras.

McLaren 765LT - fotos
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Los kilómetros en autopista se esfuman vigilando el velocímetro pero comprobando también que el denominado proactive Chassis Control II consiente ahora un uso cotidiano más confortable y a la vez, sujeta con mayor firmeza la ensanchada carrocería de nuestro protagonista. La carretera de montaña consagra la citada suspensión de nuestra máquina pero en este ambiente otros elementos salen a relucir como los frenos carbocerámicos de 390 y 380 milímetros que incorpora el 765LT en los ejes delantero y posterior, respectivamente. ¡Qué eficacia y qué resistencia!

La carretera se le queda pequeña. Pide a gritos pista libre, buenas manos y sobre todo, agallas

En este ambiente, el Longtail se conduce como el mejor Lotus; es un deportivo ligero, preciso y súper eficaz incluso en los giros más cerrados, pero cuando desbloqueamos los modos Sport y Race, la historia cambia por completo. La rabia contenida de su mecánica sale a relucir y arrasa con todo. Es un potencial abrumador, propio solo de los superdeportivos más extremos y hacen falta muchas manos y más agallas para llevarlo por lo negro, tal y como sucedía con el F1 GTR en su época. No hay duda, de que el mejor sucesor de este legendario McLaren ha llegado 25 años después, pero justo a tiempo, que no tarde.

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La descarga de los 800 Nm de par sobre las ruedas traseras no puede ser más eficaz. ¡Qué bestia!

Tiempo de análisis

La jornada de pruebas es intensa y la sesión fotográfica también. Contemplar el McLaren 765LT es un deleite en sí mismo. No presenta superficie de chapa lisa alguna porque desde el splitter delantero, hasta el difusor de aire posterior pasando por los parachoques, los faldones laterales... ¡y hasta el suelo! se nota que todo está moldeado al detalle en busca de la mejor aerodinámica. El elemento estrella en este apartado es el gran alerón móvil que rubrica su zaga, el primero de este tipo que monta un Longtail y que contribuye a generar una carga aerodinámica un 25% superior a la del 720S en las curvas rápidas.

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Christian Colmenero//Car and Driver
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Las llantas de 10 radios son de aleación ultraligera, y calzan neumáticos semi-slicks Pirelli P Zero Trofeo R específicos. Los frenos carbo-cerámicos, están importados directamente del McLaren Senna y solo la eficacia de estos dos últimos elementos citados y una electrónica calibrada al detalle, permiten que esta bestia de circuito se pueda disfrutar también en carretera.

Un supercar que pide mono y casco

Aunque cuente con un sistema multimedia actualizado, con pantalla de 8 pulgadas y software compatible con Apple CarPlay y Android Auto, el interior del 765LT se parece bastante más al de un coche de carreras que al de un deportivo de calle. Los bacquets son muy rígidos porque cuentan con una estructura de fibra de carbono y este mismo material está visible tanto en el túnel central como en el propio piso del coche. Los huecos útiles brillan por su ausencia y la tapicería de Alcantara aunque es una preciosidad, también exige un cuidado especial, no resulta resistente al uso cotidiano.

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McLaren asegura que el paquete aerodinámico de este 765LT le permite ser un 25% más eficaz que el 720S en pista lo que unido a los amortiguadores y muelles especiales, a un centro de gravedad 5 milímetros más bajo y a un ancho de vías delanteras 6 milímetros superior, dan como resultado un deportivo realmente inalcanzable en circuito y nada fácil de domar en carretera por lo alejados de la lógica que quedan sus límites reales.

El V8 biturbo que incorpora tiene mucha culpa porque ha alcanzado unas cotas de rendimiento solo vistas hasta ahora en el McLaren Senna –800 CV por los 765 del LT–. El cambio de doble embrague y siete marchas ha optimizado su gestión electrónica para ser un 15% más rápido e incluye componentes derivados de la Fórmula 1. Lástima que solo se vayan a fabricar 765 unidades de esta joya lo que ha elevado y mucho su precio. A cambio no cabe duda de que estamos ante un futuro McLaren de colección.

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Ficha técnica del McLaren 765LT

  • Longitud: 4,60 metros
  • Anchura: 1,93 metros
  • Altura: 1,19 metros
  • Batalla: 2,67 metros
  • Peso: 1.334 kilos (en orden de marcha)
  • Maletero: 150 litros
  • Motor: Gasolina V8 biturbo 4.0 litros 32V (765 CV a 7.500 rmp / 800 Nm a 5.550 rpm)
  • Transmisión: Trasera/Automática de doble embrague y 7 marchas
  • Aceleración 0-100 km/h: 2,8 segundos
  • Aceleración 0-200 km/h: 7,2 segundos
  • Velocidad máxima: 330 km/h
  • Consumo medio: 13 l/100km
  • Emisiones (CO2): 295 gr/km
  • Precio: desde 425.000 euros

Valoraciones del McLaren 765LT Spider

A favor: Chasis. Precisión de guiado. Sonoridad y empuje del V8 biturbo. Techo retráctil rápido y ligero. Puesto de conducción. Modos de conducción distintos.
En contra: Solo 765 unidades construidas. Precio de algunos extras ya comunes en coches convencionales.